En el Día Universal del Niño, un llamado de la ONU a pensar en los efectos de los conflictos armados

En el Día Universal del Niño, un llamado de la ONU a pensar en los efectos de los conflictos armados

El Día Universal del Niño, que se celebra todos los años el 20 de noviembre, es una fecha dedicada a los niños y niñas del mundo para destacar los avances conseguidos en su beneficio; pero, sobre todo, para llamar la atención sobre la situación de aquellos que están desfavorecidos. De igual forma, con este día se busca dar a conocer los derechos de la infancia y concientizar a las personas de la importancia de trabajar por su bienestar y desarrollo.

Para su versión 2015, la ONU recordó los conflictos brutales y las nuevas tácticas de guerra que crean desafíos sin precedentes, que necesitan ser abordados con urgencia para proteger los derechos de los niños y niñas de todo el globo.

El aumento de los actos de violencia extrema focalizada, el desplazamiento de millones de niños y niñas, los secuestros masivos son solo algunos ejemplos de los crecientes desafíos que enfrenta la comunidad internacional para proteger a los niños y niñas en complejas crisis humanitarias y de protección.

“El mundo sigue proporcionando recursos y conocimientos para responder a las necesidades de la infancia afectada por la guerra, y, sin embargo, estamos fallando en proteger a los más vulnerables en la República Centroafricana, Nigeria, Irak, Sudán del Sur, Siria y Yemen”, dijo Leila Zerrougui, representante especial del secretario general de la ONU para los niños y los conflictos armados ante la Asamblea General del organismo.

Zerrougui además subrayó la importancia de abordar las causas profundas de los conflictos prolongados y el desplazamiento forzado, así como los retos que impone la atención posterior a los niños y niñas que han escapado de las hostilidades. “Los niños y las niñas siguen siendo vulnerables y sometidos al reclutamiento, la violencia sexual, el trabajo infantil y la trata de desplazados internos y refugiados”, dijo.

Los niños y niñas de Colombia no han estado exentos de este panorama. Datos de la Defensoría del Pueblo, en su informe “Voces y oportunidades para los niños, niñas y adolescentes en la construcción de la paz en Colombia” (2014), muestran que cerca de 2 millones de niños y niñas han sido víctimas del conflicto armado.

Para ir más al fondo del asunto, según el informe, entre 2002 y 2014 al menos 12.628 niños, niñas y adolescentes fueron asesinados en Colombia, 12 % de esos homicidios fueron cometidos por los actores del conflicto interno. Además, casi 7.700 niños, niñas y adolescentes han sido vinculados a grupos armados y, según el mismo documento, entre 2004 y 2014 al menos 163.000 menores de edad fueron víctimas de la violencia sexual y cerca de 4.300 de esos casos fueron perpetrados por los grupos armados.

De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), las regiones más pobres del país, donde vive la mayoría de las comunidades rurales, indígenas y afro-descendientes, se enfrentan a una mayor presencia de grupos armados no estatales y de actividades de economías ilegales, por tanto, la violencia impide aún más la plena garantía de los derechos de la infancia.

El ICBF, con el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Unicef, realizó un estudio en 17 departamentos de Colombia en 2013, que fue dado a conocer a comienzos de 2015, sobre las huellas del conflicto armado en los niños, niñas y adolescentes colombianos.

En la investigación participaron 1.680 niños y adolescentes de entre 8 y 17 años que fueron víctimas de reclutamiento ilegal, violencia sexual, de minas antipersonales, desplazamiento y orfandad como consecuencia de la guerra, más 680 que no eran víctimas pero sí vulnerables.

Entra las conclusiones que arrojó el estudio, se señala que aquellos que fueron reclutados ilegalmente presentan mayores afectaciones en la mayoría de indicadores, específicamente en salud, y son los que tienen mayor problema para relacionarse con sus padres, amigos y la comunidad. Además presentan problemas en procesos emocionales y en el tema de juicios morales. Por su parte, las víctimas de violencia sexual se aíslan, tienen quejas somáticas y distorsiones de pensamiento. También presentan ansiedad y problemas de atención.

Acciones a emprender

De acuerdo con Zerrougui, proteger el derecho de los niños, niñas y adolescentes a la educación en situaciones de emergencia y asegurar los recursos para esta población para que de esa manera pueda continuar sus estudios a pesar del conflicto y el desplazamiento, debe ser una parte integral de la respuesta a los conflictos.

“No podemos arriesgar el derecho a la educación de generaciones enteras porque no somos capaces de mantener a los niños y niñas en la escuela cuando ocurre un conflicto”, dijo, y añadió que la inversión en educación es esencial para ayudar a los países a reconstruirse después de un conflicto y romper los ciclos de violencia.

Zerrougui también habló sobre la campaña “Niños, no soldados” que está a punto de entrar en su último año y que se basa en el consenso entre los Estados miembros de que las fuerzas de seguridad del Gobierno en el conflicto deben poner fin y prevenir el reclutamiento y utilización de niños.

Igualmente, al conmemorar el 26 aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, la representante especial elogió a los 162 Estados que han ratificado su Protocolo Facultativo relativo a la participación de niños y niñas en los conflictos armados y pidió a aquellos que aún no lo hayan hecho, que emprendan pasos hacia la ratificación. El Protocolo Facultativo prohíbe el reclutamiento obligatorio de menores de 18 años en las fuerzas armadas y busca garantizar que no participen en las hostilidades.

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